miércoles, 23 de octubre de 2013

¿COMO LIMPIAR LOS HUEVOS DE GALLINA?

Los huevos proceden de la cloaca de las gallinas y éstas se “sientan” encima de ellos cuando están poniendo (especialmente si en el mismo nido ponen varias gallinas), por ello es muy fácil que los huevos tengan restos de heces. Por otra parte, las heces pueden, como ya mencionamos en otra entrada, ser fuente de contaminación bacteriana, por lo que puede ser bueno eliminarlas. Por otra parte le legislación de muchos países prohíbe comercializar huevos con restos de heces. Por ambos motivos, legalidad e higiene (esta segunda más importante si los huevos son para consumirlos en casa) es bueno disponer de huevos con la cáscara limpia.

Por otra parte, recordemos que la cáscara es una barrera protectora del huevo frente a la contaminación externa, por lo que cualquier intento de disponer de un huevo limpio deberá de respetar la integridad de dicha cáscara.

En primer lugar, la mejor forma de mantener los huevos limpios consiste en impedir que de manchen; para ello es muy bueno contra con nidos en los que los huevos rueden hacia un depósito que les deje fuera del alcance de las gallinas, lo que hace más difícil que defequen sobre ellos (además dificulta que se los coman). Si no tienes este tipo de nidos es bueno recoger los huevos lo más rápidamente posible.

Si a pesar de todo el huevo tiene suciedad puedes limpiarlo con un papel suave (papel higiénico o el del rollo de cocina) o con un trapo suave y seco (de algodón,…).

Otra opción es lavar huevos, pero si los lavas eliminas la cutícula y el huevo queda más desprotegido, por eso es menos recomendable; de hecho la unión Europea prohíbe la comercialización de huevos lavados.

Algunos huevos comerciales sufren un proceso de limpieza que consiste en lo siguiente:
  1. Limpiarlos en seco con un cepillo o papel de lija.
  2. Lavarlos con un agente detergente.
  3. Nebulizarlos con cloro.
  4. Recubrirlos con parafina.


Como verás la primera fase destruye la cutícula, por eso la segunda aplica detergente denso (sin diluir en agua, o poco diluido), la tercera esteriliza la capa exterior del huevo y la cuarta recupera artificialmente la cutícula. En cualquier caso es un proceso que raramente podremos realizar, al no disponer de medios para nebulizar con cloro.

A nivel particular, para lavar los huevos puedes hacer un proceso similar adaptado a tus posibilidades, como puede ser el siguiente:
  1. Lava el huevo: para ello utiliza agua potable (mejor con bajo contenido en hierro) a 42ºC o más, a la que habrás añadido un detergente alcalino.
  2. Desinféctalo: puedes hacerlo con agua fresca a la que hayas añadido cloro. Puedes obtener el cloro del que se vende para el agua de las piscinas o, simplemente, de muchas lejías comerciales (mira previamente su composición).
  3. Restaura la cutícula: aplicándole exteriormente una capa de aceite de parafina. Puedes extenderlo con un trapito, pero recuerda cubrir toda la superficie.
Además de limpiar los huevos, puedes pasteurizarlos. Para ello calienta agua a 100ºC, sumerge en ella el huevo durante 5 segundos y enfríalo rápido. Este calor destruye las bacterias y hace que se coagulen ciertas proteínas y formen una membrana impermeable debajo de la cáscara, impidiendo que se evapore el agua interior del huevo y reduciendo el riesgo de contaminación por bacterias.

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