Los huevos proceden de la cloaca
de las gallinas y éstas se “sientan” encima de ellos cuando están poniendo
(especialmente si en el mismo nido ponen varias gallinas), por ello es muy
fácil que los huevos tengan restos de heces. Por otra parte, las heces pueden,
como ya mencionamos en otra entrada, ser fuente de contaminación bacteriana,
por lo que puede ser bueno eliminarlas. Por otra parte le legislación de muchos
países prohíbe comercializar huevos con restos de heces. Por ambos motivos,
legalidad e higiene (esta segunda más importante si los huevos son para consumirlos
en casa) es bueno disponer de huevos con la cáscara limpia.
Por otra parte, recordemos que la
cáscara es una barrera protectora del huevo frente a la contaminación externa, por
lo que cualquier intento de disponer de un huevo limpio deberá de respetar la
integridad de dicha cáscara.
En primer lugar, la mejor forma de
mantener los huevos limpios consiste en impedir que de manchen; para ello es
muy bueno contra con nidos en los que los huevos rueden hacia un depósito que les
deje fuera del alcance de las gallinas, lo que hace más difícil que defequen
sobre ellos (además dificulta que se los coman). Si no tienes este tipo de
nidos es bueno recoger los huevos lo más rápidamente posible.
Si a pesar de todo el huevo tiene
suciedad puedes limpiarlo con un papel suave (papel higiénico o el del rollo de
cocina) o con un trapo suave y seco (de algodón,…).
Otra opción es lavar huevos, pero
si los lavas eliminas la cutícula y el huevo queda más desprotegido, por eso es
menos recomendable; de hecho la unión Europea prohíbe la comercialización de
huevos lavados.
Algunos huevos comerciales sufren
un proceso de limpieza que consiste en lo siguiente:
- Limpiarlos en seco con un cepillo o papel de lija.
- Lavarlos con un agente detergente.
- Nebulizarlos con cloro.
- Recubrirlos con parafina.
Como verás la primera fase
destruye la cutícula, por eso la segunda aplica detergente denso (sin diluir en
agua, o poco diluido), la tercera esteriliza la capa exterior del huevo y la
cuarta recupera artificialmente la cutícula. En cualquier caso es un proceso
que raramente podremos realizar, al no disponer de medios para nebulizar con
cloro.
A nivel particular, para lavar
los huevos puedes hacer un proceso similar adaptado a tus posibilidades, como
puede ser el siguiente:
- Lava el huevo: para ello utiliza agua potable (mejor con bajo contenido en hierro) a 42ºC o más, a la que habrás añadido un detergente alcalino.
- Desinféctalo: puedes hacerlo con agua fresca a la que hayas añadido cloro. Puedes obtener el cloro del que se vende para el agua de las piscinas o, simplemente, de muchas lejías comerciales (mira previamente su composición).
- Restaura la cutícula: aplicándole exteriormente una capa de aceite de parafina. Puedes extenderlo con un trapito, pero recuerda cubrir toda la superficie.
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